Dolor en las extremidades producido por un aumento de la movilidad de las articulaciones, sin que se asocie a ninguna enfermedad congénita o del tejido conjuntivo. La hipermovilidad no es una enfermedad sino un hallazgo normal.
Es muy frecuente en niños, habiendo sido descrita hasta en un 25-50% de aquellos menores de 10 años. Su frecuencia disminuye con la edad. La hipermovilidad tiende a ser familiar.
La hipermovilidad con frecuencia produce un dolor intermitente, profundo, recurrente en las rodillas, los pies o los tobillos, al final del día o por la noche. En niños que tocan determinados instrumentos (piano, violín, etc.) puede afectar a los dedos de las manos. La actividad física y el ejercicio desencadenan o empeoran el dolor. De manera excepcional puede producir un leve derrame articular.
Por la exploración, utilizando unos criterios que cuantifican la movilidad articular. ¿Cuál es su tratamiento? Es excepcional que precise tratamiento. Si el niño practica deportes de impacto como fútbol o gimnasia, y tiene esguinces de repetición, puede ser conveniente el programar ejercicios para mejorar la potencia muscular y poner un vendaje funcional a las articulaciones afectadas.
La hipermovilidad es un proceso benigno que desaparece con la edad. Los familiares deben ser advertidos de que el mayor riesgo que presenta este proceso es el que se modifiquen o limiten las actividades diarias de los niños. Los niños deben ser animados a mantener un nivel normal de actividad física, incluyendo la práctica de deportes.
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